"Las personas inmigrantes son el centro de
políticas injustas. Aquellas, en detrimento de
los derechos universalmente reconocidos a cada persona
humana, hacen oponerse a los seres humanos, los unos a
los otros utilizando estrategias discriminatorias,
fundadas sobre la preferencia nacional, la pertenencia
étnica, religiosa o de género.
Estas políticas son impuestas por sistemas
conservadores y hegemónicos, que buscan mantener
sus privilegios explotando la fuerza de trabajo,
físico e intelectual de los inmigrantes. Por esto,
utilizan las prerrogativas exorbitantes mediante el poder
arbitrario del estado nación y del sistema mundial
de dominación heredado de la colonización y
de la deportación. Este sistema es, a la vez,
caduco, obsoleto y genera crímenes contra la
humanidad. Es la razón por la cual debe ser
abolido.
Las políticas de seguridad puestas en marcha
por los estados nación hacen creer que los
inmigrantes son un problema y una amenaza, cuando han
constituido desde siempre un hecho histórico
natural, complejo, es cierto, pero que lejos de ser una
calamidad para los países de residencia,
constituyen un aporte económico, social y cultural
inestimable.
Los inmigrantes en todas partes son privados del pleno
ejercicio de su derecho a la libertad de
circulación y de instalación en nuestro
planeta.
Son igualmente privados de sus derechos a la paz
así como de sus derechos económicos,
sociales, culturales, cívicos y políticos,
los cuales, sin embargo, están garantizados por
diferentes convenciones internacionales.
Sólo una amplia alianza de personas inmigrantes
podrá promover la emergencia de los nuevos
derechos para toda persona por su nacimiento sin
distinción de origen, color, sexo o creencia. Por
esto, esta alianza de inmigrantes deberá
permitirles, según los principios éticos,
contribuir a la construcción de nuevas
políticas económicas y sociales.
También deberá permitirles contribuir a una
reforma del concepto de territorialidad y del sistema de
gobierno mundial actualmente dominante y de su base
económica e ideológica
Es por todo esto, que nosotros, los inmigrantes del
mundo entero, a partir de las propuestas alcanzadas desde
2006 y después de una larga discusión a
escala planetaria, adoptamos la presente Carta Mundial de
los Inmigrantes.
Nuestra ambición es hacer valer a partir de las
situaciones que viven los inmigrantes en el mundo, el
derecho para todos de poder circular y de instalarse
libremente en nuestro planeta y de contribuir a la
construcción de un mundo sin muros.
Por esto, nosotros, las personas inmigrantes que hemos
dejado nuestra región o país, bajo
coacción o por propia voluntad y vivimos de manera
permanente o temporal en alguna otra parte del mundo,
reunidos los días 3 y 4 de febrero de 2011, en la
isla de Gorée en el Senegal,
Proclamamos,
Porque pertenecemos a la Tierra, toda persona tiene el
derecho de poder elegir su lugar de residencia, de
permanecer allí donde viva o de circular y de
instalarse libremente sin coacciones en no importa que
lugar de esta Tierra.
Toda persona, sin exclusiones, tiene el derecho de
desplazarse libremente del campo a la ciudad, de
la ciudad al campo, de una provincia a otra. Toda persona
tiene el derecho de poder dejar no importa que
país a otro y de regresar.
Todas las disposiciones y medidas de
restricción que limiten la libertad de
circulación y de instalación deben ser
derogadas (leyes relativas a las visas, dejar pasar y
autorizaciones, así como cualquier ley relativa a
la libertad de circulación).
Las personas inmigrantes del mundo entero deben
gozar de los mismos derechos que los nacionales y
ciudadanos de los países de residencia o de
tránsito y asumir las mismas responsabilidades en
todos los dominios esenciales de la vida
económica, política, cultural, social y
educativa. Deben tener el derecho de votar y ser
elegibles para todo órgano legislativo a nivel
local, regional y nacional y asumir sus responsabilidades
hasta el término de su mandato.
Las personas inmigrantes deben tener el derecho de
hablar y compartir su lengua materna, de desarrollar
y hacer conocer sus culturas y costumbres tradicionales,
con la excepción de todo atentado a la integridad
física y moral de personas y al respeto de los
derechos humanos. Las personas inmigrantes deben tener el
derecho de practicar su religión y su culto.
Las personas inmigrantes deben gozar del derecho de
tener un comercio allí donde deseen, dedicarse
a la industria o al ejercicio de cualquier oficio o
profesión permitida, al igual que a los ciudadanos
de los países de acogida o de tránsito, de
tal manera que les permita asumir su parte de
responsabilidad en la producción de la riqueza
necesaria al desarrollo y la plenitud de todos.
El trabajo y la seguridad deben ser
aseguradas a todas las personas inmigrantes. Quienquiera
que trabaje debe ser libre de adherirse a un
sindicato y/o de fundarlo con otras personas. Las
personas inmigrantes deben recibir un salario igual a
igual trabajo y deben tener la posibilidad de transferir
el fruto de su trabajo, las prestaciones sociales y de
gozar de la jubilación, sin ninguna
restricción. Todo esto, contribuyendo al sistema
de solidaridad necesaria a la sociedad de residencia o de
tránsito.
El acceso a las prestaciones de los servicios de banca
y organismos financieros debe ser asegurado a todas las
personas inmigrantes de la misma manera que lo
están los nacionales y ciudadanos de países
de acogida.
Todo el mundo tiene el derecho a la tierra,
sean hombre o mujer. La tierra debe ser compartida entre
aquellos que viven y trabajan en ella. Las restricciones
al uso y a la propiedad territorial impuestas por razones
de orden étnico, nacional y/o sobre el
género, deben ser abolidas; esto en provecho de
una nueva visión, de una nueva relación
responsable entre los humanos y la tierra, y en el
respeto de las exigencias del desarrollo durable.
Las personas inmigrantes al igual que los
nacionales y ciudadanos de los países de
residencia o de tránsito, deben ser iguales
delante de la ley. Nadie debe ser secuestrado,
encarcelado, deportado o ver su libertad restringida sin
que su causa haya sido equitativa y previamente
oída y defendida en una lengua de su
elección.
Las personas inmigrantes tienen el derecho a la
integridad física y a no ser acosadas, expulsadas,
perseguidas, arrestadas arbitrariamente o muertas en
razón de su estatuto o porque defienden sus
derechos.
Toda ley que prevea una discriminación fundada
sobre el origen nacional, el género, la
situación matrimonial y/o jurídica,
así como sobre las convicciones debe ser derogada,
cualquiera que sea el estatuto de la persona humana.
Los derechos humanos son inalienables e
indivisibles, y deben ser los mismos para todos. La
ley debe garantizar a todas las personas inmigrantes el
derecho a la libertad de expresión, el
derecho de organizarse, el derecho a la libertad de
reunión así como el derecho a
publicar.
El acceso a los servicios médicos y a la
asistencia sanitaria deben estar garantizados a
todas las personas inmigrantes, al igual que a los
nacionales y a los ciudadanos de países de acogida
y de tránsito, con una atención particular
a las personas vulnerables. A toda persona inmigrante que
sufra una discapacidad se le debe garantizar el derecho a
la salud y los derechos sociales y culturales.
La ley debe garantizar a toda persona inmigrante el
derecho de elegir su esposa, de fundar una familia y de
vivir en familia. El reagrupamiento familiar no debe ser
rehusado, no deben ser separados ni mantenerse alejados a
sus hijos.
Las mujeres, en particular, deben ser protegidas
contra toda forma de violencia y de tráfico.
Tienen el derecho a controlar su propio cuerpo y de
rechazar cualquier tipo de explotación. Deben
gozar de una protección particularmente reforzada,
especialmente en materia de condiciones de trabajo, de
salud maternal e infantil, así como en caso de
cambios de su estatuto jurídico y matrimonial.
Los inmigrantes menores de edad deben ser protegidos
por las leyes nacionales en materia de protección
a la infancia al igual que a los nacionales y a los
ciudadanos de países de residencia y de
tránsito. Le derecho a la educación y a la
instrucción debe ser garantizado.
El acceso a la educación y a la
instrucción, desde preescolar hasta la
enseñanza superior, debe ser garantizada a las
personas inmigrantes y a sus hijos. La instrucción
debe ser gratuita e igual para todos los niños.
Los estudios superiores y la formación
técnica deben ser accesibles a todos en una nueva
visión para dialogar y compartir las culturas. En
la vida cultural, en los deportes y en la
educación, toda distinción fundada sobre el
origen nacional debe ser abolida.
Las personas inmigrantes deben tener derecho a una
vivienda. Toda persona debe tener el derecho de vivir
en el lugar de su elección, de estar decentemente
alojado y tener acceso a la propiedad inmobiliaria,
así como de mantener a su familia en el confort y
la seguridad al igual que los nacionales y ciudadanos de
países de acogida y de tránsito.
Es necesario garantizar el derecho a una
alimentación sana y suficiente a todas las
personas inmigrantes, así como el derecho de
acceso al agua.
Las personas inmigrantes ambicionan tener la
oportunidad y la responsabilidad, al igual que los
nacionales y los ciudadanos de países de acogida y
de tránsito, de hacer frente conjuntamente a los
desafíos actuales (vivienda, alimentación,
salud, felicidad, etc.).
Nosotros, las personas inmigrantes,
nos comprometemos a respetar y promover los valores y
principios expresados en este documento y a contribuir
así a la desaparición de todo sistema de
explotación segregacionista y al advenimiento de
un mundo plural, responsable y solidario.